12-11-2013, 09:56 AM
Sucede siempre. Cuando una persona camina por la calle y se aproxima al lugar donde se posa un pájaro, este acaba por levantar el vuelo y huir. Sin embargo, en algunos lugares las aves son más confiadas y tardan más en escapar que en otros. Un estudio liderado por investigadores del CSIC ha analizado las distancias a las que los animales emprenden la fuga, y concluye que en las ciudades y en las regiones más al norte de Europa, las aves son más confiadas.
El trabajo, que se publica en la revista PLOS ONE, se basa en unas 12.000 observaciones de 159 especies de aves en nueve zonas de Europa. Según los datos, las aves salen huyendo cuando la amenaza está a una distancia media de 11,46 metros, aunque la medida varía en función de la especie y la localidad, ya que se han detectado casos en los que el potencial depredador puede acercarse hasta a un metro y otros en los el límite está en 180 metros de distancia. Los resultados mostraron que, una vez separado el efecto de factores como la especie, el hábitat o el tamaño corporal, hay una relación entre la latitud y la distancia. Además, las aves son más confiadas en las urbes que en las zonas rurales.
Este trabajo demuestra por primera vez que existe un amplio gradiente latitudinal, al menos en Europa, en el riesgo de depredación que sufren las aves, explica Mario Díaz, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (Madrid) y uno de los autores del estudio. Los investigadores creen que estas diferencias se deben al número de depredadores, que es mayor en el sur de Europa y en las zonas rurales. Este fenómeno se manifiesta en su comportamiento y se relaciona con la abundancia o escasez de depredadores, como las aves rapaces, ha aclarado Díaz.
El trabajo, que se publica en la revista PLOS ONE, se basa en unas 12.000 observaciones de 159 especies de aves en nueve zonas de Europa. Según los datos, las aves salen huyendo cuando la amenaza está a una distancia media de 11,46 metros, aunque la medida varía en función de la especie y la localidad, ya que se han detectado casos en los que el potencial depredador puede acercarse hasta a un metro y otros en los el límite está en 180 metros de distancia. Los resultados mostraron que, una vez separado el efecto de factores como la especie, el hábitat o el tamaño corporal, hay una relación entre la latitud y la distancia. Además, las aves son más confiadas en las urbes que en las zonas rurales.
Este trabajo demuestra por primera vez que existe un amplio gradiente latitudinal, al menos en Europa, en el riesgo de depredación que sufren las aves, explica Mario Díaz, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (Madrid) y uno de los autores del estudio. Los investigadores creen que estas diferencias se deben al número de depredadores, que es mayor en el sur de Europa y en las zonas rurales. Este fenómeno se manifiesta en su comportamiento y se relaciona con la abundancia o escasez de depredadores, como las aves rapaces, ha aclarado Díaz.
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