27-08-2014, 09:20 AM
http://youtu.be/XOqfz7O2D1o
Repartida en primavera y verano por toda la península, archipiélago Balear, Ceuta y Melilla (recientemente confirmada su reproducción en Gran Canaria), la golondrina común frecuenta una gran variedad de hábitats.
Sin embargo muestra una clara preferencia por los ambientes agrarios, especialmente aquellos sometidos a pastoreo extensivo y usos tradicionales.
Es en las edificaciones aledañas a estos ambientes, donde construirá laboriosamente sus nidos de barro, en granjas, cortijos, casas de campo, pueblos o urbanizaciones de periferia.
Un descenso de 10 millones de ejemplares
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En 2004 se estimó una población de 30 millones de golondrinas comunes en España. Lamentablemente, las estimaciones actuales indican una reducción en torno a 10 millones de ejemplares.
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Esta tendencia ya intuida desde 1990, ha podido ser corroborada gracias a los programas de ciencia ciudadana impulsados por SEO/BirdLife y efectuados gracias a la colaboración de miles de voluntarios. Programas como el SACRE (Seguimiento de Aves Comunes en Primavera), muestran un descenso superior al 30% de ejemplares en el periodo 1998-2013, lo que implica la desaparición de 10 millones de golondrinas.
De acuerdo a los criterios de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), la golondrina podría considerarse en España dentro de la categoría de amenaza vulnerable, ya que ha sufrido el alarmante declive poblacional del 33% en los últimos 10 años y existe una clara probabilidad de extinción de al menos el 10% dentro de los próximos 100 años.
Es una categoría de amenaza similar a la de especies como la cigüeña negra o el buitre negro.
Un problema a escala europea
En Europa su población experimenta un declive aún mayor que el observado en España. Los datos del European Bird Census Council (EBCC), indican un descenso en toda Europa del 35% para el periodo comprendido entre 1990-2011.
Un símbolo del deterioro de nuestros paisajes
Las causas de la regresión que padece la golondrina común, hay que buscarlas en un cúmulo de factores, como el despoblamiento rural, que ha ocasionado que sus lugares de cría predilectos sean abandonados o destruidos, y por el uso intensivo de insecticidas y otros agentes químicos en el campo, los cuales merman su potencial reproductor a la vez que eliminan su principal alimento: los insectos.
La persecución directa por parte del hombre y la falta de lugares adecuados para nidificar en los edificios modernos contribuyen también a su declive. A lo anterior también se suma la escasez de materiales (barro) para construir el nido en algunas zonas urbanas.
Hay que recordar que la destrucción de sus nidos en periodo reproductor es una infracción administrativa, ya que se trata de una especie protegida por las leyes europeas (Directiva Aves y Convenio de Berna), españolas (Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial) y autonómicas, quedando amparados por estas leyes no sólo los ejemplares adultos de la especie, sino también sus nidos, crías y huevos.