08-03-2014, 12:15 PM
A partir de octubre son ingentes las cantidades de los que llegan de más allá de los Pirineos. Prácticamente la gran mayoría de los jilgueros británicos abandonan aquellas islas y siguiendo el litoral Atlántico de Francia y sobrevolando las Landas, llegan a Iberia. De las recuperaciones de anillados (Newton, 1972) se deduce que hay una concentración grande en la zona Cantábrica y la Rioja, pero también muchos alcanzan el centro de España, e incluso el sur de Andalucía y norte de Africa. Sin embargo, su principal área de invernada queda en las dos terceras partes del occidente peninsular, faltando o siendo muy escasos en Cataluña y Levante, donde posiblemente es reemplazada la raza britannica por la carduelis del resto de Europa. La presencia de estos jilgueros foráneos durante el invierno se observa fácilmente. Su colorido, estructura de la cabeza y mayor tamaño general los hace inconfundibles.
El paso primaveral es muy notorio por toda la Península a partir del mes de marzo, y se extiende durante abril y los primeros días de mayo. No obstante, hay lugares donde la concentración de jilgueros en paso es muy notable. Así, en el País Vasco se ven a millares volando sobre los campos muy cerca de la costa, y también siguiendo el litoral por encima del mar. El paso es constante en lugares ya tradicionales en que, por la especial configuración del terreno, los pájaros vuelan a baja altura y con fuerte viento del Sur se ven obligados a vuelos rasantes por entre los matorrales y la misma hierba. Lo mismo en la costa Mediterránea que en la Cantábrica, los bandos de jilgueros volando rápidamente hacia el Norte en el mes de abril son un espectáculo inolvidable. Vuelan en grupos de diez-cincuenta individuos, y ocasionalmente más. Algunos se ven dispersos, y el paso no se interrumpe en todo el día, aunque hay un máximo en las primeras horas de la mañana hasta las ocho (hora solar) y también en las últimas de la tarde.
En el otoño la llegada es menos espectacular, pero no inferior en densidad, casi por los mismos lugares, notándose una tendencia a volar menos por la línea costera, buscando más directamente el interior. Entonces los jilgueros se estacionan por campos y rastrojeras, comiendo numerosas semillas silvestres, cardos y cardillos.
Muchos millones deben invernar en los campos andaluces y castellanos. El vuelo hacia Africa a través del Estrecho de Gibraltar es un hecho notorio que atestiguan, entre otros ornitólogos, Thiollay y Perthuis (1975), quienes desde solamente dos puestos de observación, del 1 al 20 de octubre controlan el paso de 1.739 jilgueros. Pineau y Giraud-Audine (1976) consideran a Carduelis carduelis, junto con Acanthis cannabina, como el fringílido invernante más común en el norte de Marruecos. Las recuperaciones de anillados procedentes de la mayoría de los países europeos se suceden todos los otoños e inviernos.
El paso primaveral es muy notorio por toda la Península a partir del mes de marzo, y se extiende durante abril y los primeros días de mayo. No obstante, hay lugares donde la concentración de jilgueros en paso es muy notable. Así, en el País Vasco se ven a millares volando sobre los campos muy cerca de la costa, y también siguiendo el litoral por encima del mar. El paso es constante en lugares ya tradicionales en que, por la especial configuración del terreno, los pájaros vuelan a baja altura y con fuerte viento del Sur se ven obligados a vuelos rasantes por entre los matorrales y la misma hierba. Lo mismo en la costa Mediterránea que en la Cantábrica, los bandos de jilgueros volando rápidamente hacia el Norte en el mes de abril son un espectáculo inolvidable. Vuelan en grupos de diez-cincuenta individuos, y ocasionalmente más. Algunos se ven dispersos, y el paso no se interrumpe en todo el día, aunque hay un máximo en las primeras horas de la mañana hasta las ocho (hora solar) y también en las últimas de la tarde.
En el otoño la llegada es menos espectacular, pero no inferior en densidad, casi por los mismos lugares, notándose una tendencia a volar menos por la línea costera, buscando más directamente el interior. Entonces los jilgueros se estacionan por campos y rastrojeras, comiendo numerosas semillas silvestres, cardos y cardillos.
Muchos millones deben invernar en los campos andaluces y castellanos. El vuelo hacia Africa a través del Estrecho de Gibraltar es un hecho notorio que atestiguan, entre otros ornitólogos, Thiollay y Perthuis (1975), quienes desde solamente dos puestos de observación, del 1 al 20 de octubre controlan el paso de 1.739 jilgueros. Pineau y Giraud-Audine (1976) consideran a Carduelis carduelis, junto con Acanthis cannabina, como el fringílido invernante más común en el norte de Marruecos. Las recuperaciones de anillados procedentes de la mayoría de los países europeos se suceden todos los otoños e inviernos.