30-06-2014, 09:29 AM
En una cálida noche de mayo, un sordo mugido asciende de los carrizos y resuena a lentos intervalos regulares por toda la charca. El «toro de los pantanos» no es más que una gruesa garza pardusca, el Avetoro Común, cuyo grito ha intrigado muchas veces a los ribereños de las lagunas. Se ha creído durante mucho tiempo que el ave producía este sonido soplando con el pico dentro del agua o gargarizando. En realidad la emisión sonora tiene lugar al aire libre. El avetoro aspira grandes bocanadas de aire que exhala convulsiva y sonoramente, y es esta vibración grave, debida al paso del aire por la tráquea, la que produce el «ujuump-ujump-ujump».
De costumbres solitarias y perfectamente discreto, habita principalmente carrizales muy densos. Si se le sorprende, se le encuentra inmóvil, mezclando su plumaje con las matas de carrizo, con el cuello y el pico apuntando hacia el cielo, mientras que los ojos, situados lateralmente y muy móviles, siguen al intruso.
Abundante en otros tiempos en toda la zona mediterránea española, su número ha decrecido alarmantemente a causa de una desmesurada caza, motivada sobre todo por la tradicional costumbre de comerse tanto los pollos como los adultos.
Identificación: Plumaje pardo densamente moteado y listado con castaño oscuro y negro; patas y dedos verdes; sexos iguales.
Nidificación: La hembra construye un desordenado montón de juncos y otro material, normalmente en agua con espesa vegetación; puesta, de abril a mayo, de 4 a 6 huevos oliváceos; incubación, alrededor de 25 días, por la hembra; los pollos, alimentados por la hembra, dejan el nido a las 3 semanas, volando tras unas 8 semanas.
Alimentación: Ranas y pequeños peces; ratas de agua, escarabajos de agua, larvas acuáticas, ninfas y libélulas; algunas aves pequeñas y pollos; hierbas acuáticas a veces.
Hábitat: Marismas y zonas palustres.