12-11-2013, 09:59 AM
La biodiversidad española cuenta con 56 nuevas incorporaciones de especies de aves, que se acaban de incorporar a la última "Lista de las aves de España" elaborada por SEO/BirdLife. Este catálogo, que actualiza al anterior de 2005, confirma el crecimiento de la avifauna española, debido sobre todo a los modernos estudios genéticos, el aumento de las aves divagantes o "raras", el mayor número de observadores en el campo y la aclimatación de especies foráneas.
Así, los nuevos estudios genéticos han permitido que algunas aves consideradas antes "variedades" hoy sean diferenciadas como "especies", como sucede con el herrerillo canario o el rabilargo ibérico. También hay formas que cambian de nombre gracias a los estudios taxonómicos de afinidad entre ellas. Es el caso de la separación del antiguo género de los carboneros y herrerillos (Parus) en cinco: el del carbonero común; el de los herrerillos azules que son ahora (el común) y (el canario); el de los capuchinos y, a parte, el del carbonero garrapinos y el del palustre.
A esto se suma que otros estudios científicos, como los que implican el marcaje de aves con técnicas de seguimiento por satélite o el análisis de isótopos, también han aportado nuevas especies a la lista. Por ejemplo, un halcón sacre húngaro marcado con un emisor vía satélite viajó por España y llegó a África en 2009, demostrando que no todas las observaciones de esta especie son aves escapadas de cetrería, sino que podían incluir divagantes naturales.
Por otro lado, en los últimos años han aumentado las citas homologadas de aves divagantes o "raras", que en total suman 206 especies, el 36% de la lista. Algunos casos corresponden a especies que arriban ocasionalmente a nuestro país empujadas por fenómenos meteorológicos extremos como huracanes, olas de frío polares o de calor africano. Esto es debido, por un lado, a la estratégica situación de la península Ibérica, en una encrucijada entre rutas y áreas donde confluyen migrantes que van y vienen de Europa a África, pero también divagantes de Asia o América del Norte. Además, los archipiélagos canario y balear suponen una fuente de adición de aquellas especies que alcanzan las islas en sus periplos marinos. El buitre dorsiblanco africano, el bisbita norteamericano, el piquero patirrojo o el paíño ventrinegro, muy raros en el contexto europeo, son algunos ejemplos.
Exóticas aclimatadas
Por último, contribuyen a engrosar esta lista especies introducidas o propias de otras latitudes -15 en total-, que bien por la bonanza del clima o porque llegan de países más norteños, se han instalado aquí, caso del ganso del Nilo. Seis de estas especies son introducciones naturalizadas como el faisán, las cotorras de Kramer y argentina, o incluso pequeños pájaros de jaula capaces de sobrevivir en libertad, como el ruiseñor de Japón, el pico de coral senegalés o el bengalí rojo. Otro caso a destacar es una especie doméstica que se ha establecido en libertad en algunos puntos del país, la tórtola rosigrís.
Entre estas especies introducidas, el caso que presenta más variaciones es el de las poblaciones ya naturalizadas y establecidas en otros países europeos que llegan aquí asociadas a los movimientos naturales de las aves silvestres. Es el caso de siete especies ya integradas en nuestra fauna: el cisne negro, el ánsar chico, la barnacla canadiense, el ganso del Nilo, el pato mandarín, la malvasía canela y el ibis sagrado. Estas dos últimas provocan serios problemas de conservación en Europa por hibridarse con especies nativas, lo que hace necesario llevar a cabo acciones de control y manejo para evitar su expansión.
Así, los nuevos estudios genéticos han permitido que algunas aves consideradas antes "variedades" hoy sean diferenciadas como "especies", como sucede con el herrerillo canario o el rabilargo ibérico. También hay formas que cambian de nombre gracias a los estudios taxonómicos de afinidad entre ellas. Es el caso de la separación del antiguo género de los carboneros y herrerillos (Parus) en cinco: el del carbonero común; el de los herrerillos azules que son ahora (el común) y (el canario); el de los capuchinos y, a parte, el del carbonero garrapinos y el del palustre.
A esto se suma que otros estudios científicos, como los que implican el marcaje de aves con técnicas de seguimiento por satélite o el análisis de isótopos, también han aportado nuevas especies a la lista. Por ejemplo, un halcón sacre húngaro marcado con un emisor vía satélite viajó por España y llegó a África en 2009, demostrando que no todas las observaciones de esta especie son aves escapadas de cetrería, sino que podían incluir divagantes naturales.
Por otro lado, en los últimos años han aumentado las citas homologadas de aves divagantes o "raras", que en total suman 206 especies, el 36% de la lista. Algunos casos corresponden a especies que arriban ocasionalmente a nuestro país empujadas por fenómenos meteorológicos extremos como huracanes, olas de frío polares o de calor africano. Esto es debido, por un lado, a la estratégica situación de la península Ibérica, en una encrucijada entre rutas y áreas donde confluyen migrantes que van y vienen de Europa a África, pero también divagantes de Asia o América del Norte. Además, los archipiélagos canario y balear suponen una fuente de adición de aquellas especies que alcanzan las islas en sus periplos marinos. El buitre dorsiblanco africano, el bisbita norteamericano, el piquero patirrojo o el paíño ventrinegro, muy raros en el contexto europeo, son algunos ejemplos.
Exóticas aclimatadas
Por último, contribuyen a engrosar esta lista especies introducidas o propias de otras latitudes -15 en total-, que bien por la bonanza del clima o porque llegan de países más norteños, se han instalado aquí, caso del ganso del Nilo. Seis de estas especies son introducciones naturalizadas como el faisán, las cotorras de Kramer y argentina, o incluso pequeños pájaros de jaula capaces de sobrevivir en libertad, como el ruiseñor de Japón, el pico de coral senegalés o el bengalí rojo. Otro caso a destacar es una especie doméstica que se ha establecido en libertad en algunos puntos del país, la tórtola rosigrís.
Entre estas especies introducidas, el caso que presenta más variaciones es el de las poblaciones ya naturalizadas y establecidas en otros países europeos que llegan aquí asociadas a los movimientos naturales de las aves silvestres. Es el caso de siete especies ya integradas en nuestra fauna: el cisne negro, el ánsar chico, la barnacla canadiense, el ganso del Nilo, el pato mandarín, la malvasía canela y el ibis sagrado. Estas dos últimas provocan serios problemas de conservación en Europa por hibridarse con especies nativas, lo que hace necesario llevar a cabo acciones de control y manejo para evitar su expansión.
Saludos alados,<br /><br />http://misaves.pajarosilvestre.es/<br /><br />