22-04-2014, 12:06 PM
En los últimos años gracias a la protección legal de la que se vienen beneficiando las aves rapaces en la península ibérica, se viene registrando una tendencia positiva en sus poblaciones. Por lo general, las grandes aves rapaces muestran un incremento poblacional fruto de todas las medidas y correcciones que hacen disminuir su mortalidad y aumentar sus tasas reproductoras. Pero no todas ofrecen una tendencia tan prometedora. Tal el es el caso del águila azor perdicera (Aquila fasciata).
No hace mucho se nos informaba de la precaria situación del águila perdicera en Italia. A continuación vamos a profundizar en el estado de esta especie en Castilla - La Mancha, prueba de que también en España hay poblaciones que muestran síntomas preocupantes. En 1990 el censo poblacional del águila azor perdicera en Castilla - La Mancha era de 88 - 98 parejas, si bien se piensa que en alguno de los territorios se inflaron estos datos. En 2011, se estima que la población castellanomanchega de esta rapaz asciende a 85 - 87 parejas lo cual supone una reducción de la población de entre un 2,3 a un 13%. Un descenso moderado pero preocupante.
Comparando estos resultados con los del águila imperial ibérica (Aquila adalberti) se observan dos tendencias poblacionales opuestas, ya que en 1990 el águila imperial contaba con 30 parejas en la comunidad autónoma y pasó en 2011 a la suma de 114 parejas. Esto supone un incremento del 380%. Una noticia estupenda para el endemismo ibérico.
No son los únicos datos que contraponen estas dos aves rapaces. El águila azor perdicera tiene un menos éxito reproductivo que el águila imperial. En 2011 el valor de productividad de la perdicera fue de 0,82 pollos y el de la imperial fue de 1,36. Estos valores vienen dados por un alto fracaso reproductivo que en el caso del águila perdicera supera el 50% con frecuencia. Además, la mortalidad en el primer año de vida es también muy superior en el águila perdicera con un 75-80% comparada con la del águila imperial, del 20%. Y por si no fuera suficiente, el águila perdicera presenta tasas anuales de mortalidad adulta del 20% en algunas regiones.
¿Cómo es posible que una especie muestre unos datos sensiblemente mejores que la otra? Pues bien, hay una serie de actuaciones que pueden explicar la magnífica recuperación del águila imperial pero que no terminan de revelar el retroceso de la perdicera. Entre las medidas adoptadas están las modificaciones en el tendido eléctrico que se han llevado a cabo mayoritariamente en territorios propios del águila imperial. Además, el águila perdicera muestra una tendencia a posarse en zonas interiores de las torres eléctricas mientras que el águila imperial y el águila real (Aquila chrysaetos) suelen descansar en zonas más externas, blanco de las principales medidas correctoras. Por lo tanto, ha de determinarse con mayor rigor si esas medidas son efectivas, no sólo para aves como el águila imperial y la real, si no también para otras como el águila perdicera.
Es importante frenar esta tendencia a la baja del águila azor perdicera en Castilla - La Mancha puesto que es una zona muy importante para la especie. Se ha comprobado que son territorios utilizados por juveniles en dispersión, muchas veces procedentes de otras comunidades autónomas e incluso de otros países. A su vez, quedan muchos aspectos por dilucidar como la posible competencia que puedan encontrar con otras especies tales como el águila real, el águila imperial, el buitre leonado (Gyps fulvus) o el búho real (Bubo bubo).
En resumen, podemos alegrarnos de la mejoría poblacional del águila imperial y esperar a que continúe por ese camino. Por contra, se ha de estar alerta con la delicada situación del águila azor perdicera y alentar a que el Plan de Recuperación del águila perdicera en Castilla - La Mancha, que en la actualidad se está tramitando, llegue cuanto antes y contribuya al restablecimiento y mejora de sus poblaciones manchegas.
No hace mucho se nos informaba de la precaria situación del águila perdicera en Italia. A continuación vamos a profundizar en el estado de esta especie en Castilla - La Mancha, prueba de que también en España hay poblaciones que muestran síntomas preocupantes. En 1990 el censo poblacional del águila azor perdicera en Castilla - La Mancha era de 88 - 98 parejas, si bien se piensa que en alguno de los territorios se inflaron estos datos. En 2011, se estima que la población castellanomanchega de esta rapaz asciende a 85 - 87 parejas lo cual supone una reducción de la población de entre un 2,3 a un 13%. Un descenso moderado pero preocupante.
Comparando estos resultados con los del águila imperial ibérica (Aquila adalberti) se observan dos tendencias poblacionales opuestas, ya que en 1990 el águila imperial contaba con 30 parejas en la comunidad autónoma y pasó en 2011 a la suma de 114 parejas. Esto supone un incremento del 380%. Una noticia estupenda para el endemismo ibérico.
No son los únicos datos que contraponen estas dos aves rapaces. El águila azor perdicera tiene un menos éxito reproductivo que el águila imperial. En 2011 el valor de productividad de la perdicera fue de 0,82 pollos y el de la imperial fue de 1,36. Estos valores vienen dados por un alto fracaso reproductivo que en el caso del águila perdicera supera el 50% con frecuencia. Además, la mortalidad en el primer año de vida es también muy superior en el águila perdicera con un 75-80% comparada con la del águila imperial, del 20%. Y por si no fuera suficiente, el águila perdicera presenta tasas anuales de mortalidad adulta del 20% en algunas regiones.
¿Cómo es posible que una especie muestre unos datos sensiblemente mejores que la otra? Pues bien, hay una serie de actuaciones que pueden explicar la magnífica recuperación del águila imperial pero que no terminan de revelar el retroceso de la perdicera. Entre las medidas adoptadas están las modificaciones en el tendido eléctrico que se han llevado a cabo mayoritariamente en territorios propios del águila imperial. Además, el águila perdicera muestra una tendencia a posarse en zonas interiores de las torres eléctricas mientras que el águila imperial y el águila real (Aquila chrysaetos) suelen descansar en zonas más externas, blanco de las principales medidas correctoras. Por lo tanto, ha de determinarse con mayor rigor si esas medidas son efectivas, no sólo para aves como el águila imperial y la real, si no también para otras como el águila perdicera.
Es importante frenar esta tendencia a la baja del águila azor perdicera en Castilla - La Mancha puesto que es una zona muy importante para la especie. Se ha comprobado que son territorios utilizados por juveniles en dispersión, muchas veces procedentes de otras comunidades autónomas e incluso de otros países. A su vez, quedan muchos aspectos por dilucidar como la posible competencia que puedan encontrar con otras especies tales como el águila real, el águila imperial, el buitre leonado (Gyps fulvus) o el búho real (Bubo bubo).
En resumen, podemos alegrarnos de la mejoría poblacional del águila imperial y esperar a que continúe por ese camino. Por contra, se ha de estar alerta con la delicada situación del águila azor perdicera y alentar a que el Plan de Recuperación del águila perdicera en Castilla - La Mancha, que en la actualidad se está tramitando, llegue cuanto antes y contribuya al restablecimiento y mejora de sus poblaciones manchegas.